La casa LL nace del recuerdo de la Maison Citröhan de Le Corbusier. De este modo, se ha concebido la vivienda como una “máquina de habitar” (machine à habiter, que decía el genial arquitecto suizo), con una abstracción formal muy fuerte y con una distribución muy racional y estudiada de los recorridos y espacios, provocando la aparición de zonas de gran riqueza espacial, de naturalezas enmarcadas, subrayadas, jugando a esconder el resto del “escenario” de viviendas unifamiliares donde se inserta la Casa LL.
Fuertemente condicionada por su ubicación en una parcela de dimensiones muy ajustadas, rodeada por otras viviendas unifamiliares, se ha modificado la cota del terreno, renunciando a la clásica disposición de patios, llevándolo al nivel del sótano en gran parte del perímetro de la vivienda, para ganar el espacio, la privacidad y el acondicionamiento climático necesario. Del mismo modo, una serie de terrazas exteriores y la cubierta-terraza devuelven al propietario todo el espacio exterior que pierde con la construcción de la vivienda y crea a la vez áreas al aire libre con una gran riqueza visual.
Interiormente, el espacio está articulado en torno a las zonas comunes de estar, que inundan la vivienda. En la planta sótano se ubica un espacio estancia, en torno a una chimenea, con ventilaciones cruzadas muy estudiadas para el verano y abundante soleamiento. En planta baja aparece igualmente el volumen del estar principal, en doble altura, con un elemento estructural característico que atraviesa la sala, dando carácter a la estancia y dibujando sombras y juegos de luz sobre los muros.