El proyecto centra sus esfuerzos, como el propio lema indica, en conseguir un espacio funcional para el programa propuesto, para lo que se ha contado con el asesoramiento de GeoDiscover, empresa especializada en el turismo paleontológico de la provincia.
Dado el buen estado estructural, de cerramientos y cubiertas del edificio principal, se propone la recuperación no sólo de dicho volumen sino de las construcciones anexas de aseos y la antigua casa del mozo de agujas, unificando el conjunto bajo una marquesina o umbráculo inspirado en los primeros puentes ferroviarios de madera y en el umbráculo de Cercedilla que los arquitectos María Luisa López Sardá y Javier Vellés ejecutaron en los años 70. Dicha estructura tiene la doble función de protección solar para los meses de mayor actividad del complejo paleontológico y la de unificar los diferentes usos y actividades propuestos, siguiendo una estética que recuerda a la magnífica arquitectura ferroviaria española de principios de siglo XX, integrándose pues perfectamente en el entorno del apeadero.
El programa de usos, diseñado en conjunto con GeoDiscover, incluye aulas de paleontología y arqueología, espacios museo, zonas exteriores de excavación para la realización de talleres e identificación de huellas de dinosaurio y, en el edificio principal, un espacio de usos múltiples dónde un espacio a doble altura con la reconstrucción de un fósil completo de un ejemplar conquense de dinosaurio realizado por los alumnos del propio taller dará la bienvenida al visitante; este espacio está pensado también para albergar pequeños eventos y presentaciones.
En esta misma planta baja se incluye un espacio que sirva de pequeño comedor del albergue y una zona para el alquiler y taller de bicicletas pues entendemos que esta actividad se debe atender y potenciar a lo largo de todas las estaciones, siendo este uno de los principales atractivos de la serranía conquense, cuya ubicación y naturaleza la hacen única en Europa para la práctica de este deporte y colocarían a la región en una posición inmejorable para liderar este tipo de actividad. En la planta primera y segunda se proyectan las habitaciones de un albergue con capacidad para treinta personas, suficientes para la realización de talleres paleontológicos de fin de semana, como los diseñados en la memoria anexa.
El proyecto “Palancares. Estación viva” ofrece una gran oportunidad de abordar la rehabilitación de un complejo de edificio situado en un enclave inmejorable, con una actuación muy ligera e integrada y, además, dotar de actividad al conjunto proyectado, cuestión fundamental en la rehabilitación de edificios alejados de núcleos urbanos y, más concretamente, en entornos tan poco poblados y de difícil acceso como el de nuestro proyecto.