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Espectacular transformación de un inmueble de dos habitaciones. El resultado es un piso con dormitorio y estudio. Se decide prescindir del pasillo en la mayor parte de la casa para conseguir que la luz llegue a prácticamente cualquier rincón de los 70 metros cuadrado útiles de que dispone esta casa. Se opta por abrir la cocina y de este modo integrar espacio a ésta, consiguiendo una dependencia flexible que se convierte en el corazón de la casa y utilizándola a diario como comedor, liberando del común tránsito de comida entre cocina y salón-comedor. Un gran puerta corredera chapada en madera se convierte en la protagonista de este espacio.
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