La parcela está ubicada en un sitio privilegiado que justifica el diseño definitivo de la vivienda. En la parte más alta de un pequeño pueblo, con magníficas vistas sobre el mismo hacia una llanura que acaba en la ciudad, asomándose a otro valle que ofrece vistas espectaculares, y a media ladera de una colina que la protege del viento. La ubicación nos ofrece, pues, vistas directas sobre dos valles. No es de extrañar que en el siglo XIV se eligiese esta situación como la más ventajosa para construir la Iglesia de la Natividad, hito del pueblo de Mohorte, emplazada junto a nuestra vivienda.
La propiedad solicita incluir en la vivienda un patio con una pequeña piscina, a pesar de lo ajustado de la parcela. Las soluciones a todas las cuestiones de diseño global nos vienen dadas siempre por el entorno. Así, se crea el patio-jardín en primera planta, con la piscina, elevando las estancias de la vivienda sobre una planta baja a modo de podio, destinada a aparcamiento y se abre a lo que podríamos llamar el “atrio” de la Iglesia, creando un espacio abierto privado, con buena orientación, pero a la vez abierto a un espacio público histórico muy interesante, desde una posición de privilegio, en altura.
En torno a este patio-jardín se configura la vivienda. Con el estar enmarcando las vistas del valle e intentando diluir los límites de las estancias de “día”, creando un espacio continuo entre cocina, estar, comedor (patio-jardín y valle) son límites físico.
El otro concepto de diseño que aparece en la vivienda es el bloque “mirador” que conforma el dormitorio principal y sus estancias anexas. Se ha querido remarcar esta idea creando un volumen trapezoidal que se abre hacia el valle, rompiendo con la ortogonalidad del resto de la vivienda, y remarcando este volumen con un material pétreo de más entidad